Ortega se encuentra en una situación similar. Forma parte de un sistema, que es el Club Atlético River Plate, y está controlado por un líder, que se podría personificar en el presidente de la institución Daniel Passarella y el técnico, y a su vez también está vigilado por micrófonos y telepantallas, o sea los hinchas y la prensa.
El “Burrito” trató de escapar de este régimen que observaba cada paso que daba y no le permitía vivir en paz. Pero su público problema con el alcohol, el cual no podía controlar, le generó todo tipo de conflictos con el sistema. Lógicamente, estar dentro de una institución grande como River implica un cierto nivel de responsabilidad y obviamente es inadmisible que un jugador llegue alcoholizado al entrenamiento o peor todavía, nunca llegue. Encima Ortega no solo se ausentaba a los entrenamientos sin avisar, sino que tampoco contestaba los llamados de los dirigentes. No podía insertarse en el régimen, ya que no cumplía con las reglas que este pretendía y por lo tanto, sufría. Se confundió, fue en contra del sistema y por eso, pagó.
A Winston Smith, le sucedió lo mismo, rompió las reglas del sistema y fue torturado. En su caso, se enamoró de una joven rebelde llamada Julia, lo cual estaba prohibido, ya que único amor que se podía tener era hacia el “Gran Hermano”. Los dos se resistieron a aceptar el sistema del cual formaban parte y por eso finalmente fueron capturados por la Policía del Pensamiento y fueron sometidos a tortura en el Ministerio del Amor. Finalmente, tras largos meses de agonía y maltrato, terminaron aceptando interiormente que la verdad es lo que el partido dice. Por este motivo, al reencontrarse predomina en sus mentes una sensación de lejanía y se separan como dos extraños. Cambiaron para poder amoldarse al sistema que regía en su lugar, Londres (Oceanía).
Ortega pasó por lo mismo. Histórico jugador de River, su mundo siempre estuvo en Nuñez, pero por un problema extra futbolístico en los últimos años sufrió mucho en dicho club. No podía acoplarse al sistema de la institución y entonces era castigado por el líder. Justamente, Diego Simeone en el 2008, siendo técnico del equipo millonario, decidió separar al “Burrito” del plantel y cederlo a préstamo a Independiente Rivadavia de Mendoza. Esto fue como cuando la Policía de Pensamiento capturó a Winston y Julia. Para un jugador internacional, de selección, pasar a jugar en un equipo de la segunda división del fútbol argentino, es una tortura. Pero para el jujeño, esto no fue suficiente. Al volver a River y comenzar así su cuarta etapa en el club (2009), sus conflictos continuaron y siguió sin poder adoptarse al sistema. Tras llegar a una concentración con síntomas de haber estado bebiendo, el nuevo líder del “régimen”, Leonardo Astrada, no soportó su inconducta y decidió separarlo del plantel.
A su vez, los micrófonos y telepantallas cada vez seguían más sus movimientos. La gente lo delataba si tomaba en lugar público como un boliche y las cámaras y fotógrafos seguían sus pasos permanentemente. Tan mal la pasó el jugador, que incluso se llegó a especular con su retiro. Pero, finalmente, tras el esfuerzo de la dirigencia, Ortega aceptó recibir ayuda y tras un intenso tratamiento contra su adicción, que actualmente no continúa, poco a poco está logrando superar su problema y de esta manera acoplarse al sistema. Los micrófonos y telepantallas no lo marcan más en offside, aunque no se sabe si realmente esa es la verdad, o si simplemente no están vendiendo una mentira. Lo que no caben dudas es que la verdad y la mentira siempre la deciden y escriben los mismos.
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