“El gran hermano te vigila”, ese cartel se encuentra en casi todos los lugares de Londres, una ciudad de Oceanía. Allí, el gran hermano vigila las calles, los parques, los cines, y el hogar mismo de los ciudadanos, quienes se encuentran totalmente controlados y sin libertad de expresión. ¿Cómo? A través de micrófonos y telepantallas ubicados en cada rincón de la ciudad. Estos están al tanto de cada movimiento de sus habitantes, para que en caso de alguna falta se los amoneste.
Algo similar a esto que sucede en el libro “1984” de George Orwell, pasa en la actualidad con los jugadores de fútbol. Los futbolistas también están controlados por un líder que si no cumplen los sanciona y están vigilados por “micrófonos” y “telepantallas” que delatan lo que están haciendo a cada momento. El director técnico (líder), la gente (micrófonos) y los medios de comunicación (telepantallas). Los jugadores, no tienen libertad de expresión, ya que deben medir sus declaraciones para no tener problemas y no tienen privacidad. Lamentablemente lo único que pueden hacer es limitarse a su trabajo: entrenarse, jugar al fútbol y ganar.
¿Qué sucede sin van en contra de las reglas? Los sancionan.
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A esto también se le sumó que al técnico le habría molestado que Agustín Orión, con quien Ramón mantiene una vieja pelea de su primer ciclo en club de Boedo, haya saludado a varios de sus ex compañeros, entre ellos, Rivero, a quien le dio un efusivo abrazo. No se confirmó que estas dos situaciones hayan sido las causantes de la salida del volante, pero si es seguro que existieron. Un reflejo exacto con el libro. Sabemos lo que quieren que sepamos. La verdad la escriben y la deciden ellos, el “régimen”, incluso hasta la pueden cambiar y mentirnos, porque nosotros tan solo nos limitamos a creerla, a seguirla y a respetarla.
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