Al hablar del “enganche”, hacemos referencia al jugador distinto, al habilidoso, al mágico, al que te puede ganar un partido con una genialidad, el que está antes de la jugada, el que sabe que hacer antes de que le llegue la pelota; ese de lo pases profundos, que lastiman, que te dejan mano a mano con el arquero, el encargado de manejar las jugadas ofensivas, el creativo. Ese es el clásico enganche, el que lamentablemente escasea en nuestro fútbol. El que está en extinción.
De los 20 equipos de primera división pocos prefieren jugar con enganche. Hoy predomina el 4-4-2, la táctica de moda y que no le deja lugar al volante creativo. Cuidado, no estamos hablando de jugadores que pueden jugar en esta posición, sino del típico “10”, el que juega y hace jugar, que no tiene que preocuparse por marcar y no puede jugar de carrilero o mediapunta.
Por lo tanto considero que el único enganche clásico que tiene este torneo es el jugador de Godoy Cruz, David Ramírez y quizás también podría decirse que Santiago Raymonda, jugador de Quilmes. Después hay otros jugadores que por características podrían desempeñarse en esta posición, pero sus técnicos prefieren ubicarlos en otros sectores de la cancha. Este es el caso de Giovanni Moreno (Racing), Formica (Newell`s), Buonanotte (River), Blanco (Lanús), Cañete (Boca), quienes son más carrileros y mediapuntas en sus respectivos equipos.
Sin embargo, Juan Román Riquelme, recuperándose de una lesión, es el mejor ejemplo de enganche clásico, aunque cuando el no está, Borghi prefiere adoptar el 4-4-2 y los jugadores que podrían jugar en su lugar pasan a ubicarse por las bandas como sucedió en estas fechas con Cañete, Escudero y Chávez.
¿A qué se debe esta extinción del enganche? El fútbol indudablemente evolucionó y cada vez es más físico. Todos corren y marcan más, por lo tanto ocupan más espacios y la cancha “se achica”. Antes solo los defensores eran los encargados de marcar, hoy hasta el delantero de área tiene que por lo menos cubrir la salida del equipo rival para ayudar en la recuperación de la pelota. Incluso los directores técnicos les exigen a esos jugadores de técnica exquisita que se retrasen para colaborar con la marca. Un claro ejemplo de esto es el de Ervitti (Banfield), quien además de hacer jugar a su equipo, tiene también la responsabilidad de tirarse unos metros atrás para ayudar en la marca y de esta forma ser más volante central que enganche.
Otra evolución que se ve en el fútbol moderno, es el de los “jugadores polifuncionales”. Los carrileros cambian indistintamente de banda, y la mayoría puede eventualmente jugar de enganche. Hay casos también de delanteros convertidos en volantes, como Luguercio (Racing), al que Russo probó como mediocampista por derecha. Aunque el mejor ejemplo de polifuncionalidad es el de la selección argentina que disputó el Mundial de Sudáfrica 2010. El conjunto dirigido por Diego Maradona, jugó con una defensa compuesta por cuatro centrales y hasta utilizó a un volante por derecha como Jonás Gutiérrez como lateral derecho.
En este terreno justamente sale perdiendo el enganche, quien en lo general, por su característica, solo puede jugar de “10”. Nuevamente recurramos a los ejemplos. ¿Cuántas veces vimos a Bochini de carrilero? ¿Y a Márcico de volante central? Es este el motivo por el cual muchos de ellos no encuentran su lugar en la cancha.
Por último, no se olviden que entre tanto enganche devenido en volante por las bandas, o media punta con manejo o cuarto volante que pise el área, o doble cinco con salida, duermen los recuerdos de cracks implacables.
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