A muchos enganches se los suele tratar de “pecho fríos”, de no transpirar la camiseta, de no correr. Casualmente el sábado andaba paseando con mi novia por los suburbios de la ciudad, cuando me encontré con una multitud de gente. Ellos, que podían ser vos, tus amigos, tus viejos, tu novia, corrían con cara de sufrimiento, empapados de transpiración, para alcanzar el objetivo: llegar a la meta. Realmente me impactó esa imagen. Miles de personas, hombres y mujeres, con sus coloridas camisetas, amarillas y rojas, dejando todo por hacer los 10km pautados, de lo que fue la segunda maratón que organiza la firma deportiva Nike.
Esfuerzo, valor, tesón, empeño, constancia, eso es lo que significaba para cada uno de los corredores esa maratón. Estaba sorprendido y mientras los veía correr, pensaba: “esta gente paga para formar parte de esto y correr, a algunos jugadores de fútbol les pagan millones y no corren y dan todo lo que pueden”.
Es difícil describir a 15 mil personas corriendo agotadas, bajo el sol, en busca de hacer los 10km que se propusieron. A algunos se los veía destruidos, muertos, pero increíblemente, tras una pausa y un respiro retomaban fuerzas, de no se donde, y seguían hacia delante.
Recuerdo que mientras discutía con mi novia lo loca que estaban todas esas personas para correr 10 km un sábado a las cinco de la tarde, vimos a una chica de no más de 21 años, sentada contra el cordón de una calle, que parecía que en cualquier momento iba a caer desmayada. Los demás corredores le pasaban por al lado como si nada, algún que otro quizás le daba aliento y le gritaba algo como: “Vamos que podes!”, pero ella seguía ahí, inmovilizada y roja como un tomate. De repente, tras tomar un largo trago de una bebida que no pude detectar cual era, aunque me parece que por el color podía ser Gatorade, se levantó y continuó a su ritmo hasta el final.
Después de ver semejante acto de valentía, fuerza y actitud, me di cuenta que a veces lo que les pasa a algunos futbolistas, es un poco de eso. De esa garra, de seguir corriendo cuando no das más. A veces, las fortunas, las cifras con varios ceros, la fama, hacen cambiar a los jugadores, que se olvidan como la lucharon para llegar y alcanzar el lugar donde se ubican. Se olvidan que corrieron y ganaron la maratón más difícil de la vida: la de salvarse y hacerse un nombre gracias al fútbol. Esas son sus raíces, sus orígenes, y desde mi punto de vista, no se deberían olvidar de eso y deberían seguir corriendo y luchando como siempre lo hicieron.
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